jueves, 5 de noviembre de 2015

Ballotaje, el disco de Menem.

Un concepto: neoliberalismo. Un nombre: Menem. Una divisa: plasmar en todos los niveles los efectos de la aplicación histórica de ese concepto en nuestro país. Eso se propone esta banda punk argentina. ¿Cómo lo logran? Al nivel del contenido semántico de las letras, recrean el discurso del "quemado", del pibe marginal, pero particularmente rabioso y desfachatado, de una vitalidad que asustaría a cualquier macrista. La voz emula histriónicamente a dicho sujeto social, emergente de los '90, a veces a los gritos, a veces tan solo repite palabras inconexas, desprejuiciado, sin el menor intento de alcanzar alguna nota, o también interpela directo al oyente, perdiendo el hilo de la canción en sí, y en algunos casos el cantante balbucea, a tal punto que por momentos no se le entiende nada; emula giros y modismos del habla cotidiana, con una identificación tan buena que no da lugar a la falsa impostación sino a una empatía clara, política, mostrando, con gracia y precisión, las consecuencias de semejante debacle sociocultural. Las melodías, como corresponde al caso, están conformadas por acordes elementales, por debajo inclusive de la media del punk en general. Por momentos suenan guitarras duras y una batería rápida, más cercanas al heavy metal. No falta la ironía, la protesta y el bardo liso y llano. Con este armado estético, la propuesta es, desde el punto de vista ético-político, absolutamente radical, no se salva nadie, no hay lugar para los buenos sentimientos, no intentan representar una voluntad progresista y edificante. Alejandro Rubio diría que hacen realismo moral: cuando un grupo social está hecho mierda, está hecho mierda. 
Hasta ahora sacaron tres discos, el segundo se llama, oh casualidad, Ballotage. Lo pueden escuchar acá.



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