domingo, 22 de mayo de 2016

El 24 le queda lejos*

Plaza de Mayo le queda lejos, lejísimo. Igual que el 24 de marzo. Hace un rato se quedó charlando con los pibes de la básica de a la vuelta que lo invitaron a que marche con ellos y medio por vergüenza no les preguntó para qué. ¿Cuánta memoria puede aguantar un pibe? Los rebotes de la Memoria, de esa memoria, le son demasiado lejanos. Joel recuerda otras cosas, lo hace con todo el cuerpo, sus percepciones sensoriales son aprendizajes a fuego. Sabe que tiene que cuidarse de la policía, por su hermano sabe que en el penal te tenés que hacer respetar, sabe que la escuela no puede nada y que los políticos son todos cagadores. Aunque a Cristina la quiere. Antes iba a los actos de la municipalidad, pero de un tiempo a esta parte no lo hace más, los llevaba Cepillo. Se divertía un poco, comía algo y le daban unos mangos. Bastantes menos de los que ganaba Cepillo por llevarlos. Mientras camina a la estación de Bosques le rebota la frase “terrorismo de estado” que le dijo unos de los flacos y casi sin proponérselo el 24 de marzo le queda lejos 45 se acuerda cuando la policía mató a Renato dejándolo tirado en el andén, piensa en su tía que se desangró en la guardia del hospital sin que la atendieran y, como siempre, vuelve a preocuparse por su hermano que la cagó y ahora no la pasa nada bien. Su memoria es de corto plazo, pero de una persistencia brutal. No olvida, no perdona, no se reconcilia. Nunca se va a reconciliar con el policía que dejó ir al marido de su mamá después de cagarla bien a palos. “Cosas de parejas”, le dijo mientras él y su hermana juntaban los pedazos de mamá tirados en la vereda. No olvida la cara de Renato cuando muerto de miedo le dijo que se tenía que ir porque el jefe de calle le había jurado que lo iba a matar. Nada se puede olvidar, ni la lágrima tatuada, porque era más que un hermano. No puede perdonar que su viejo los dejó solos ni bien nació Ludmila y nunca más apareció. Sabe que el olvido es una mentira. Todos los días aparece. ¿Por qué tendría que haber un día especial de la memoria, si todos los días son el día de la madre? Hace unos pares de años, los pibes de la básica lo llevaron a la Universidad de Varela. Era una charla que daba una viejita con pañuelo blanco. Remotamente había oído hablar de las Madres de Plaza de Mayo. El amor que salía de esa vieja le hizo acordar al amor de su mamá por ellos tres: por él, por Ludmila y por Sebastián, que aunque esté en el penal y sea un infinito garrón visitarlo, ella va casi todas las semanas. Seguramente Plaza de Mayo es lejísimo, tanto como la dictadura, los militantes, los obreros, el terrorismo de ese estado, esos desaparecidos y la patria socialista, un mundo tan increíblemente ajeno a él, del que no tiene información y ni siquiera quiere imaginar. Siente la obligación de acompañar a los pibes que le hicieron conocer a esa madre que ama tanto como su vieja. “Si no hay amor que no haya nada entonces, alma mía” repite una y otra vez mientras llega a la estación, su memoria se enciende y descubre que en sus nervios hay mucha más información del futuro.

*Texto del escritor conurbanense Diego Valeriano, publicado en el volumen Macri es la Cultura, que editó Tinta Limón Ediciones. Me parece interesante para pesar territorios y nuevas subjetividades nacidas al calor de los últimos doce años.

lunes, 14 de marzo de 2016

Una conversación entre Bowie y Burroughs


Por Craig Copetas
Rolling Stones, 1974

Burroughs es poco hablador. En una ocasión durante una cena se acercó a los micrófonos preparados para registrar cualquier sonido que saliera de su boca y todo lo que dijo fue: "No me gusta hablar y no me gusta la gente parlanchina. Como a Ma Baker. ¿Se acuerdan de Ma Baker?. Pues eso es lo que ella solía decir: A Ma Baker no le gusta hablar y no le gustan los parlanchines. Simplemente se sentaba aferrada a su arma."
Eso tenía en mente así como la misteriosa personalidad de Bowie cuando un taxista irlandés nos llevaba a Burroughs y a mí a casa de Bowie un 17 de Noviembre ("Gente extraña por esta parte de Londres, tío"). Me había pasado las semanas anteriores preparando este encuentro entre ambos. Le pasé a Bowie todas las novelas de Burroughs. Sólo tuvo tiempo de leer Nova Express. En cuanto a Burroughs sólo había escuchado dos temas de Bowie, 'Five Years' y 'Starman', aunque habia estado leyendo las letras de todas las canciones.
La casa de Bowie está decorada como si de una película de ciencia ficción se tratara: una pintura gigantesca de un artista a medio camino entre Salvador Dalí y Norman Rockwell preside un sofá de plástico. Un contraste grande con el humilde piso de dos habitaciones de Burroughs en Picadilly, decorado con fotos de Brion Gysin - modestas estancias para un escritor de tanto éxito, más como el Hotel Beat de París que cualquier otra cosa.
Enseguida nos recibe Bowie, que lleva puestos unos pantalones NASA enormes y tricolor. Nos habla del cuadro con una descripción detallada añadiendo sus atributos surrealistas. Burroughs asentía y la conversación/entrevista comenzó. Los tres nos sentamos en una habitación durante un par de horas, charlando y almorzando: un plato de pescado jamaicano, preparado por un jamaicano de la corte de Bowie, acompañado con aguacates y gambas y un Beaujolais joven, servido todo por dos Bowietes interestelares.
Hubo respeto y aprecio mutuo de inmediato. De hecho, unos días después de la conversación Bowie le pidió un favor a Burroughs: una producción de Las Criadas, escenificada por Lindsay Kemp, el antiguo profesor de mimo de Bowie, había sido clausurada por el editor londinense de Jean Genet. Bowie quería contactar con Genet para hablar personalmente del asunto. A Burroughs le impresionó la descripción de Bowie de la producción y le prometió hacer lo que estuviera en su mano para ayudar. Unas semanas más tarde Bowie viajó a París en busca de Genet por intersección de Burroughs. ¿Quién sabe?; quizás una colaboración ha comenzado; quizás, como dice Bowie, puede que sean los Rodgers y Hammerstein de los 70s.
Burroughs: ¿Te diseñas todas tus cosas?
Bowie: Sí, tengo que tener yo el control total. No puedo dejar que alguien se encargue de mis cosas, encuentro que soy el que mejor puede entender mi mundo. No quiero que otra gente juegue con lo que piensan que pretendo hacer. No me gusta leer lo que otra gente escribe sobre mí. Prefiero leer lo que los chicos tienen que decir sobre mí, ya que no pretenden hacerlo de una manera profesional.
La gente suele buscar en mí algo así como el emblema de los 70s, al menos la mitad de la gente. Los críticos no lo pillan. Se ponen demasiado intelectuales. No son muy versados en el idioma de la calle, le dan muchas vueltas a las cosas para decir algo. Tienen que hablar como el diccionario y se toman muchos esfuerzos para decir algo.
Fuí a una escuela de clase media, pero mis orígenes son de clase trabajadora. Así que estoy influenciado por lo mejor de ambos mundos, he sido testigo de las dos clases, así que me hago una idea de cómo vive la gente y por qué. Puede que no sea muy bueno articulándolo, pero el feeling esta ahí. Pero aún no tengo mucha idea de la clase alta. Quiero conocer a la Reina y entonces me haré una idea. ¿Cómo te tomas el retrato que hacen los demás de tí?

Burroughs: Intentan clasificarte. Quieren ver su idea sobre uno y si no lo ven les frustra. Escribir es comprobar lo máximo que puedes acercarte a que eso se convierta en una realidad, ese es el objetivo de todo arte. ¿Qué más creen que pretende el hombre, un predicador borrachín con una misión en la que no cree? Creo que lo más importante en el mundo es que los artistas deberían hacerse con el planeta porque son los únicos que pueden hacer que las cosas ocurran. ¿Por qué deberíamos permitir que estos periodistas politicuchos ocupen nuestro lugar?
Bowie: Yo puedo cambiar de forma de pensar con mucha frecuencia. Muchas veces no estoy de acuerdo con lo que digo. Soy un tremendo mentiroso.
Burroughs: Yo también.
Bowie: No estoy seguro si soy yo que cambia de forma de pensar o si es que miento mucho. Es algún lugar entre ambas cosas. No es exactamente que sea un mentiroso, cambio de forma de pensar todo el tiempo. La gente suele hacerme enfrentar con cosas que dije y suelo repetir que no significaba nada. No te puedes quedar aferrado a una idea fija toda tu vida.
Burroughs: Sólo los políticos dejan una idea de lo que piensan y se aferran a eso. Mira alguien como Hitler, nunca cambió de forma de pensar.
Bowie: Nova Express me recordó mucho a Ziggy Stardust, que pronto estará en los teatros como una obra con cuarenta escenas. Estaría bien que los personajes y los actores aprendieran todas las escenas y las barajáramos en un sombrero en el momento de la actuación y las interpretáramos como el azar decidiera ese día. Eso lo he sacado de tí, Bill... para que pueda cambiar cada noche.
Burroughs: Es una buena idea, recortes visuales en una secuencia diferente.
Bowie: Me aburro rápido y eso le daría una energía extra. Soy un poco de la vieja escuela en el sentido de que cuando un artista publica un trabajo ya no le pertenece... Sólo veo lo que la gente hace de él. Por eso la producción televisiva de Ziggy Stardust tendrá que exceder las expectativas de la gente sobre lo que piensan de Ziggy.
Burroughs: ¿Puedes explicar esta imagen tuya de Ziggy Stardust? Desde mi perspectiva tiene que ver con el mundo en un ciclo de destrucción dentro de cinco años.
Bowie: El tiempo es cinco años antes del fin de la Tierra. Se anuncia que el mundo terminará por la falta de recursos naturales. Ziggy está en una posición en la que los chicos tienen acceso a cosas que creen que necesitan. La gente mayor ha perdido todo contacto con la realidad y los chicos andan desvalijándolo todo. Ziggy estaba en una banda de rock'n'roll y a los chicos ya no les interesa el rock'n'roll. No queda electricidad para poder tocar. El consejero le dice a Ziggy que recopile las noticias y las cante, porque ya no hay noticiero. Así que Ziggy se dedica a eso, y son unas noticias terribles. 'All The Young Dudes' es una canción sobre las noticias. No es un himno de juventud como la gente suele pensar. Es totalmente lo contrario.
Burroughs: ¿De dónde salió esta idea de Ziggy y eso de los cinco años? Por supuesto, el agotamiento de los recursos naturales no será la razón del fin del mundo. Vendrá el colapso de la civilización. Y reducirá la población en tres cuartas partes.
Bowie: Exacto. Eso no causa el fin del mundo para Ziggy. El fin llega cuando se enfrenta a los infinitos. Representan lo que sería un agujero negro, pero los he convertido en gente porque sería muy duro interpretar un agujero negro en escena.
Burroughs: Sí, un agujero negro en escena sería un enorme gasto. Y sería una actuación sin fin, primero comiéndose Shaftesbury Avenue.
Bowie: Los infinitos le aconsejan a Ziggy en sueños escribir sobre la llegada de un hombre de las estrellas, así que escribe 'Starman', que es la primera noticia esperanzadora que la gente puede oir. Así que se aferran a eso inmediatamente. Los hombres de las estrellas a los que se refiere son los infinitos. Y son saltadores de agujeros negros. Ziggy habla sobre un increíble hombre del espacio que vendrá para salvar a la Tierra. Llegan primero a algún lugar del Greenwich Village. No le simporta el mundo y no sirven de ayuda para nada. Sólo llegan aquí saltando agujeros negros. Viajan siempre de universo en universo. En el escenario uno se parece a Brando, otro es un negro de Nueva York, incluso hay uno llamado Reinona la Zorra Infinita.
Entonces Ziggy empieza a creer en todo eso y se cree un profeta del futuro Starman. Llega hasta alturas espirituales considerables e idolatrado por sus discipulos que lo mantienen vivo. Cuando llegan los infinitos, adoptan partes de Ziggy para hacerse reales porque en su estado original son anti-materia y no pueden existir en este mundo. Y lo hacen pedazos en el escenario durante 'Rock'n'roll Suicide'. Cuando Ziggy muere en escena los infinitos cogen sus partes y se hacen visibles. Es una fantasía de ciencia ficción actual y eso es lo que me sobrecogió cuando leí Nova Express, que escribistes en 1961. ¡Quizás somos los Rodgers y Hammerstein de los 70s, Bill!

Burroughs: Sí, eso lo puedo creer. Los paralelismos están ahí, y suena bien.
Bowie: Tengo que tener la escena completa de una obra teatral. Tiene que ser íntegro para mí. No me contento sólo con unas canciones, quiero que sea tridimensional. La escritura de canciones se ha quedado un poco arcaico para mí. Solamente escribir una canción no me satisface.
Burroughs: Es toda la escena, no sólo alguien sentado al piano tocando una pieza.
Bowie: Una canción tiene que coger su personalidad, su forma, su figura e influenciar a la gente a tal punto que la puedan aplicar a sus propios recursos. Debe afectarles no sólo como una canción, sino como un estilo de vida. Las estrellas de rock han asmilado todo tipo de filosofías, estilos, historias, escritos, y lanzan lo que han reciclado de todo eso.
Burroughs: La revolución vendrá de ignorar a los que no existen.
Bowie: Realmente. Ahora tenemos gente que hace que las cosas ocurran de forma más rápida. La gente que sigue bandas como Alice Cooper, New York Dolls o Iggy Pop reniegan total e irrevocablemente de la existencia de los Rolling Stones y los Beatles. El salto ha decrecido de veinte años a una década ahora.
Burroughs: El rango escalonado del cambio. Los medios son realmente responsables de todo eso. Que produce además un efecto incalculable.
Bowie: Hace un tiempo, incluso cuando yo tenía 13 o 14 años, para mí cuando tenías entre 14 y 40 años eras viejo. Básicamente. Ahora diría que entre los que tienen 18 y 26 años puede haber serias discrepancias, lo que es un poco alarmante. No nos interesa que la gente se junte, sino cuánto nos queda. Posiblemente sería muy aburrido si las mentes estuvieran en sintonía. Me interesa más si el planeta va a sobrevivir.
Burroughs: En realidad, sucede lo contrario; la gente se distancia más y más.
Bowie: La idea de las mentes unidas me chirría del periodo flower power. La idea de la gente unida, lo encuentro obsceno como principio. No es humano. No es una cosa natural como otros nos hacen creer.
Copetas: ¿Y qué pasa con el amor?

Burroughs: Uf.
Bowie: No me entusiasma mucho la palabra "amor".
Burroughs: A mí tampoco.
Bowie: Me hicieron creer que estaba muy bien enamorarse, y ese periodo no significó nada para mí. Dí demasiado de mi tiempo y energía a otra persona y me correspondieron y empezamos a quemarnos totalmente. Y eso es lo que llaman amor... que decidamos poner todos nuestros valores sobre otra persona. Es como dos escalones, cada uno queriendo ser el otro escalón.
Burroughs: No creo que "amor" sea una palabra útil. Se predica que una cosa llamada "sexo" y una cosa llamada "amor" son distintas. Como las expresiones primitivas del viejo Sur cuando la mujer está en un pedestal, y el hombre valora a la mujer y va y se folla a una puta. Es primigeniamente un concepto del Oeste y se extendió luego eso del movimiento flower power de amar a todo el mundo. No puedes hacer eso porque los intereses son muy distintos.
Bowie: La palabra está equivocada. Sin duda. Es la forma en que entiendas el amor. El amor que ves, entre la gente que dice "estamos enamorados", es una cosa que está bien... pero no querer estar solos, querer relacionarse con la otra persona durante unos años no es a menudo el amor que sucede en las vidas de esa gente. Hay otras palabras, no estoy seguro si una palabra. Amor es todo tipo de relación que se te ocurra... Estoy seguro que quiere decir relación, todo tipo de relación que se te pueda ocurrir.
Periodista: ¿Y la sexualidad?, ¿hacia dónde va?
Bowie: La sexualidad y hacia dónde va es una cuestión extraordinaria, porque no veo que vaya hacia ningún sitio. Sé lo que vale para mí, y eso es todo. No va a salir de la nueva campaña de publicidad de éxito de este año. Sólo está ahí. Todo lo que se te ocuura sobre la sexualidad está por ahí. Quizás haya formas diferentes de sexualidad, quizás les dé por experimentar más. Como por ejemplo hace un tiempo era impensable ser homosexual públicamente. Ahora está aceptado. La sexualidad nunca cambiará, porque la gente ha estado follando a su manera particular desde que empezaron los tiempos y continuará así. Es sólo que esas prácticas se aceptarán, incluso se convertirán en algo puritano.
Burroughs: Hay señales de que irá en esa dirección en años venideros, un contragolpe.
Bowie: Oh sí, mira el negocio del rock. Pobre Clive Davies. Le pillaron fugando dinero e incluso había temas de drogas ahí. Y eso ha hecho que el negocio de las discográicas se haya vuelto más puritano. Empiezan a echar a algunos artistas.
Me atrae sexualmente un montón de gente diferente. Y la gente que me suele comprender mejor son los que yo suelo comprender mejor. Lo que no es mucho decir, porque yo sigo buscándome. No sé, la gente con la que siento más en consonancia con mis pensamientos es la gente que más me erotiza. Pero la gente que sabe poco de mí es la gente que más me valora sexualmente.
Pero, de nuevo, quizás es el desinterés con el sexo a una cierta edad, porque la gente que normalmente se me suele acercar es mayor. Y la gente que me valora sexualmente es generalmente joven. La gente joven se acerca a las letras de las canciones con un punto de vista diferente, en un sentido más físico, que es lo que yo más valoro. Porque así es como yo entiendo la escritura, especialmente la de William. No me pongo a analizar demasiado y a ver lo que quiere decir, pero desde el punto de vista sensorial lo pillo, un palacete festivo de formas extrañas. colores, sabores, sentimientos.
Debo confesar que hasta ahora no he sido un lector ávido del trabajo de William. No pasé de Kerouac, si soy sincero. Pero cuando eché un vistazo a tu trabajo no lo podía creer. Sobre todo al leer Nova Express, podía identificarme con eso. Mi ego obviamente me llevó al capítulo 'Pay Colour', y a partir de ahí comencé a pasar de una estrofa a otra por todo el libro.

Burroughs: Tus letras son muy perceptivas.
Bowie: Son un poco de clase media, pero está bien, porque soy de clase media.
Burroughs: Es algo sorprendente que unas letras tan complicadas hayan cautivado a grandes audiencias. El nivel de exigencia del pop normalmente es cero, como lo de 'Poder Para La Gente'.

Bowie: Estoy seguro que el público que tengo escucha las letras.
Burroughs: Eso es lo que me interesa... ¿entienden las letras?
Bowie: Bien, primero es sólo una cosa mediática y luego se sientan y hacen el esfuerzo. Al nivel que las leen las entienden, porque se hacen sus propias imágenes de lo que les cuento, lo que está suficientemente bien para mí porque ni yo estoy seguro. Hay veces que he escrito algo y me vuelve en forma de carta de un chico que expone lo que le ha transmitido y me toca tan profundo su análisis que me convence incluso a mí. Escribir lo que mi público me dice que escribo.
Lou Reed es el escritor más importante del rock actual. No por lo que dice, sino por la dirección que le da. La mitad de las bandas no existirían sino fuera por Lou. La influencia de Lou es enorme. Nueva York es Lou. Escribe a un nivel callejero y los ingleses tienden a intelectualizar más.

Burroughs: ¿Cuál es tu inspiración para escribir?¿Literaria?
Bowie: No creo.
Burroughs: Bueno, he leído ese 'Eight Line Poem' tuyo y es muy T.S. Eliot.
Bowie: No he leído nada de él.
Burroughs: (Ríe) Tiene muchas remiscencias de 'La Tierra Baldía'. ¿Sacas algunas ideas de los sueños?
Bowie: Frecuentemente.
Burroughs: El setenta por ciento de lo mío viene de sueños.
Bowie: Hay algo que, si te vas a dormir y mantienes los codos elevados, hace que no salgas del estado de los sueños. Y lo he usado mucho para soñar más que si sólo estás relajado.
Burroughs: Sueño mucho, y como duermo con luz, me despierto, anoto unas palabras y me hacen recordar todo después.
Bowie: Yo guardo una grabadora al lado de la cama y si me viene algo lo grabo. En cuanto a la inspiración no ha cambiado mucho desde que tenía unos 12 años. Cuando iba a la escuela tenía un hermano que me dejó 'En La Carretera' (Kerouac) para leer y es todavía una gran influencia.
Peridista: Las imágenes que transpira son muy gráficas, casi como un cómic.
Bowie: Uh, sí, encuentro mucho más fácil escribir en esas viñetas, si intento ponerme más espeso me encuentro fuera de mi liga. No puedo contenerme en lo que digo. Además, si me pongo más espeso no hay tiempo para leer tanto, o escuchar tanto. No tiene sentido... hay tanto que leer y mirar. Si la gente le dedica tres horas a la lectura de lo que has hecho, entonces se toman siete para analizarlo y saldrán con siete horas de sus propias conclusiones... y si le das 30 segundos de tu propia cosecha aún así saldrán con siete horas de sus propias conclusiones. Usan tus ideas como anzuelo y pontifican los anzuelos. El sentido de inmediatez de la imagen. Las cosas tienen que golpear de inmediato. Esa es una de las razones por las que me interesa el vídeo, la imagen tiene que golpear de inmediato, adoro el vídeo y todo el proceso de montaje.
¿Cuáles son tus proyectos actuales?

Burroughs: Actualmente estoy intentando abrir un centro de estudios avanzados en algún lugar de Escocia. Su objetivo será extender y alterar la conciencia en una dirección superior, flexibilidad y efectividad en un tiempo en que las doctrinas tradicionales han fracasado en darnos soluciones viables. Ves, el adveninimiento de la era espacial y la posibilidad de explorar otras galaxias y contactar con formas alielígenas nos posiciona en la urgencia de dar con soluciones posiblles. Consideraremos sólo métodos no-técnicos, con énfasis en métodos de combinación, síntesis, interacción y rotación usados en el Este y Oeste junto con métodos que en el presente no se usan para extender la conciencia o aumentar el potencial humano.
Sabemos exactamente qué hacer y cómo hacerlo. Como he dicho, no planeamos ningún experiento con drogas y no permitiremos otra cosa que no sea alcohol, tabaco y medicación personal obtenida por receta.
Básicamente, los experimentos propuestos no son caros y son fáciles de llevar a la práctica. Cosas como la meditación estilo yoga y ejercicios, comunicación, sonido, luz y experimentos fílmicos, experimentos con campanas de privación sensorial, pirámides, generadores sicotrónicos y acumuladores del orgón de Reich, experimentos con infrasonido y experimentos del sueño.
Bowie: Suena fascinante. ¿Estás interesado en las fuerzas de la energía?
Burroughs: Expansión de la conciencia que eventualmente conduce a mutaciones. ¿Has leído 'Viaje Fuera Del Cuerpo'?. No es un libro común de proyección astral. Un hombre de negocios americano se encontró teniendo experiencias fuera del cuerpo y nunca había usado drogas alucinógenas. Ahora construye su air force astral. La cosa síquica es ahora una fiesta en Estados Unidos. ¿Lo experimentastes mucho cuando estuvistes por allí?.
Bowie: No, huí de eso conscientemente, estudiaba Budismo Tibetano cuando era joven, influenciado de nuevo por Kerouac. El Instituto de Budismo Tibetano era accesible así que me llegué por allí para echar un vistazo. En el sótano hay un tipo que intenta alojar en Escocia a todos los refugiados, y me involucré sólo en un plano sociológico, porque quería sacar a los refugiados de la India que llevan una vida de mierda allí y caen como moscas debido al cambio de clima comparado con el Himalaya.
Escocia es un buen país para ellos, y cada vez más me ha ido atrayendo su forma de pensar, o de no-pensar, y por un tiempo me involucré una barbaridad. Llegué hasta el punto de querer ser un monje novicio, y dos semanas antes de dar ese paso rompí con todo, me eché a la calle, me emborraché como un animal y nunca miré atrás.
Burroughs: Como Kerouac.
Bowie: ¿Vas mucho a los Estados Unidos?
Burroughs: No desde el 71.
Bowie: Ha cambiado, te digo, desde entonces.
Burroughs: ¿Cuándo fuistes por última vez?
Bowie: Hace como un año.
Burroughs: ¿Vistes alguna de las pelis porno en Nueva York?
Bowie: Sí, bastantes.
Burroughs: Cuando yo estuve la última vez, ví como treinta. Iba a ser parte del Jurado del Festival Erótico.
Bowie: Las mejores eran las alemanas, increíbles.
Burroughs: A mí me gustaron las americanas. Me gusta mucho el cine... Creo que vas a interpretar a Valentine Michael Smith en la versión fílmica de 'Forastero en Tierra Extraña'.
Bowie: No, no me gustó mucho el libro, de hecho creo que es espantoso. Me sugirieron que lo convirtiera en película y lo leí. Me pareció muy a lo flower-power y me dió grima.
Burroughs: A mí tampoco me gusta mucho el libro. Ya sabes, la ciencia-ficción no suele triunfar. Parecía una nueva moda y no ha pasado nada. Por los efectos especiales algunas películas, como '2001', tenían su gracia. Pero todo se quedó en eso.
Bowie: Yo siento lo mismo. Ahora estoy haciendo el '1984' de George Orwell para televisión, esa es una tesis política y una impresión sobre otro país. Algo así tendrá más impacto en televisión. Que la gente vaya al cine parece algo arcaico. Prefiero verlo en casa.
Burroughs: ¿Te refieres a todo el concepto del público?
Bowie: Sí, es arcaico. Ningún sentido de la inmediatez.
Burroughs: Exacto, todo se remite a la imagen y como se usa.
Bowie: Exacto, me gustaría tener un canal de TV.
Burroughs: Apenas hay algún programa que merezca la pena. La TV británica es mejor que la americana. Lo que se les da bien a los británicos es la historia de la naturaleza. Dieron un programa la semana pasada en el que leones marinos se comían a los pingüinos, increíble. No hay razón para los programas idiotas, la gente se aburre con la construcción de casas y las huelgas de mineros.
Bowie: Tiene interés durante 3 segundos. Suficiente para dar paso al próximo comentario del presentador. Y con esa premisa trabajan. Voy a poner juntas todas las bandas que creo tienen algún valor en los Estados Unidos y en Inglaterra y hacer un programa de una hora de duración con ellas. Probablememente la gran mayoría de gente nunca las ha oído. Dicen y hacen cosas que ninguna otra hace. Cosas como la música de Puerto Rico en el Club Cheetah de Nueva York. Quiero que la gente oiga a músicos como Joe Cuba. Ha hecho cosas masivas en Puerto Rico. La música es fantástica e importante. También me gustaría conseguir que pusieran las películas de Warhol en la televisión.
Burroughs: ¿Has coincidido alguna vez con Warhol?
Bowie: Sí, hace unos dos años me invitó a la Factory. Subimos al ascensor y cuando llegamos arriba y se abrió la puerta nos encontramos con una pared de ladrillos frente a nosotros. Tocamos en la pared y no podían creer quienes eramos. Así que bajamos y subimos otra vez hasta que por fin la pared se abrió y todo el mundo se miraba aturdido entre sí. Fue poco después de que le dispararan. Conocí a un tipo que era un muerto viviente. Amarillo, una peluca del color equivocado, gafas pequeñas. Extendí mi mano y el tipo se retiró, así que pensé 'Al tipo no le gusta la carne, probablemente es como un reptil'. Preparó la cámara y me hizo una foto. E intenté hablar de cosas sencillas con él, pero la cosa no nos llevaba a ningún sitio.
Pero entonces vió mis zapatos. Llevaba puestos un par zapatos de amarillo-oro y me dijo: "Adoro esos zapatos". Empezó una charla sobre diseño de zapatos y eso rompió el hielo. Mis zapatos amarillos rompieron el hielo con Andy Warhol.
Me encanta lo que hace. Pienso que es un tipo muy relevante, se está haciendo muy importante. Pero a él lo que le gustaba es ponerse vulgar, estar disponible cuando vaya a Woolworth's y hablar de esas cosas.
He oído que quiere hacer películas serias ahora, lo que es triste porque las películas que estaba haciendo son lo que toca ahora. Al final del día sabía lo mismo de esa persona que antes de conocerla.

Burroughs: No creo que haya una persona ahí dentro. Es una cosa alienígena, completa y totalmente sin emociones. Es como un personaje de ciencia-ficción. Incluso tiene un extraño color verde.
Bowie: Eso es lo que me sorprendió. El tipo tiene un color incierto, este tipo tiene un color nunca visto en una persona humana. Especialmente bajo esa luz de neón de la Factory. Aparentemente es una experiencia sorprendente contemplarlo a la luz del sol.
Burroughs: Yo lo he visto en pleno día y todavía no me hago una idea de qué pasa ahí, excepto que es algo intencionado. No es energético, pero muy insidioso, completamente asexuado. Sus películas serán las películas nocturnas del futuro.
Bowie: exacto. ¿Recuerdas 'Pork'? Me gustaría conseguir que la emitan en televisión. La televisión ha succionado todo lo demás, y las películas de Warhol son todo lo que queda, lo que no deja de ser fabuloso. Pork se convertirá en el nuevo I Love Lucy, la gran comedia doméstica americana. Es un reflejo de cómo vive la gente, no como Lucy, que nunca lavaba un plato. Es sobre la gente intentando sobrevivir.
De eso va 'Pork'. Un golpe al espectáculo. Aunque a mí me gustaría hacer mi versión de Simbad el Marino. Creo que eso es un clásico de todos los tiempos. Pero habría que hacerlo de una manera extraordinaria. Sería indulgente y caro. Habría que utilizar láser y todo tipo de tecnología para hacerlo bien.
Incluso el uso de hologramas. Los hologramas son importantes. El vídeo es lo próximo, luego serán los hologramas. Los hologramas serán importantes en unos siete años. Bibliotecas de videocasetes deberían extenderse a lo grande. No puedes grabar suficiente material en vídeo de la propia televisión. Quiero poder elegir lo que veo. Tiene que haber suficiente software disponible.

Burroughs: Yo grabo en audio todo lo que puedo.
Bowie: Los medios son o bien nuestra salvación o bien nuestra muerte. Yo prefiero pensar que son nuestra salvación, Mi distracción particular es descubrir lo que podemos hacer con el medio y cómo se puede usar. No puedes juntar a la gente como si fuera una gran familia, la gente no quiere eso. Quieren o bien aislamiento o bien una cosa tribal. Un grupo de 18 chicos prefieren juntarse y odiar a los otros 18 chicos del barrio más cercano. No vas a poder juntar tres o cuatros barrios y hacer que se quieran. Son demasiada gente.
Burroughs: Demasiada gente. Estamos en una situación de sobre-población, pero incluso con menos gente no sería menos heterogéneo. Simplemente no hay personas iguales. Toda esa charla de una gran familia es un montón de patraña. Funcionó con los chinos porque son muy uniformes.
Bowie: Y ahora uno de cada cuatro tiene bicicleta en China, lo que es sorprendente considerando lo que no tenían antes. Y eso es un milagro si me preguntan a mí. Es como si cada uno por aquí tuviera aviones privados.
Burroughs: Es porque son la personificación de un mismo personaje y pueden vivir juntos sin ninguna fricción. Nosotros evidentemente no.
Bowie: Es por eso que no necesitan el rock'n'roll. Las estrellas británicas del rock'n'roll tocaban en China, tocaban en sitios enormes, y los trataban como si fueran un espectáculo de feria. Mujeres viejas, niños jóvenes, algunos adolescentes, tú los nombras, todo el mundo iba, pasaba por delante, los miraba en el escneario. No significaba nada. Ciertos países no necesitan el rock'n'roll porque se comportan como una gran familia. China es como una figura paterna-materna, no puedo figurarme cuál de los dos, fluctúa entre los dos. Para el Oeste, Jagger es más como una figura maternal y un símbolo maternal de todo el movimiento. No es el gallo del corral; es más bien como la madame del burdel.
Burroughs: Y tanto.
Bowie: Jagger es increíblemente sexy y muy viril. También lo encuentro muy maternal con toda su movida del blues. Es un chico blanco de Dagenham intentando ser étnico de cualquier manera posible. Ves, intentar repartir la tarta del negocio del rock es acercarse a los chicos un poco porque los chicos son como, por lo que me encuentro, si quieres hablar en términos de rock, un montón depende del sensacionalismo y los chicos son más sensacionalistas que las propias estrellas. El negocio del rock es un pálido reflejo del comportamiento de los chicos. La admiración viene por otro lado. Es al contrario, especialmente en años recientes. Te paseas por Christopher Street y te preguntas qué es lo que ha salido mal. La gente no tiene nada que ver con James Taylor, pueden estar enteros por fuera, pero por dentro es otra historia.
Burroughs: La política del sonido.
Bowie: Eso. Al final hemos comprendido eso. Se ha convertido en la política del sonido. El hecho de que ahora subdivides el rock en diferentes categorías es algo que no será trasladable exactamente a dentro de diez años. Pero ahora puedo diseccionar al menos diez tipos distintos de sonidos que representan diez tipos de personas. A los críticos les gusta ser críticos, y la mayoría desean ser estrellas del rock. Pero cuando clasifican hablan de la gente y no de la música. Es toda una movida política.
Burroughs: Como los infrasonidos, el sonido por debajo del nivel auditivo. Por debajo de 16 Mhz. Si lo subes a tope puede derribar muros en 30 millas. Puedes llegarte a la oficina francesa de patentes y comprar la patente por 40 peniques. La máquina incluso se puede fabricar fácilmente con cosas que encuentras en la basura.
Bowie: Como el sonido negro. Me pregunto si hay un sonido que puede unir cosas. Existe una banda que experimentaba con eso, aseguraban hacer un sonido que ponía a la gente a bailar.
Burroughs: Actualmente tienen sonidos que controlan las manifestaciones basados en las ondas de sonido. Pero puedes tener música con infrasonido, no te hace falta matar al público.
Bowie: Sólo lisiarlos.
Burroughs: El arma de Los Chicos Salvajes es un cuchillo Bowie, un cuchillo Bowie de 18 pulgadas. ¿Sabías eso?
Bowie: Un cuchillo Bowie de 18 pulgadas... no te andas con tonterías, ¿eh?. No, no sabía que esa era su arma. El nombre Bowie apareció muy temprano en mi vida. Estaba muy metido en la filosofía cuando tenía unos 16 años, y quería un tópico que me sirviera para cortar con las mentiras y todo eso.
Burroughs: Bueno, corta en ambas direcciones, ya sabes doble filo al final.

Bowie: No había visto que cortaba en ambas direcciones hasta ahora.

miércoles, 10 de febrero de 2016

La educación sentimental

Una vez- de muchas veces- fue a Catonas con el padre y compraron un cd de una gran banda, un cd trucho a un hombre que vendía cd’s truchos, grabados en cd’s vírgenes marca TDK con las tapas y contratapas fotocopiadas. “con esto le ayudo a mi hijo a pagarse la carrera de medicina” les contó. Nuevo año: 8vo grado, época del pésimo EGB. Primera vez que cursa a la mañana. El pibito tiene 12 años. El pibito todas las mañanas, a eso de las 6, cuando se levanta, mientras toma un mate cocido o una chocolatada, antes de ir a escuchar a la profesora, escucha ese disco. Lo sonidos fascinantes, las letras raras, ininteligibles algunas, y esas bombas que se escuchan al inicio, lo estremecen. Una sensación de extrañamiento: qué es eso que esta diciendo, qué me esta diciendo, qué esta contando, se autopregunta el pibito mientras se abriga antes de salir. Cuando llueve los sonidos soviéticos del disco se entremezclan superlativamente con el ruido chispeante de la lluvia que cae sobre el techo de chapa de la casa: todavía viven en la prefabricada, corre el año 1999, unos años más tarde, durante la época de la reactivación, esa casa será mejorada y ampliada con sólido material. Durante ese año, el ’99, todos los días, antes de ir a la escuela, escucha esas canciones que- un tiempo más adelante lo sabrá- tienen que ver con una experiencia histórica mundial; pero que, en ese momento, en lugar de revolución, el pibito, con ese disco de larga duración sonando en el Aiwa, de punta a punta, imagina la inminencia de una suerte de Apocalipsis, de destrucción total; aunque una destrucción virtuosa, y no solo virtuosa, sino excitante. Son las primeras impresiones vívidas de una combinación que persistirá a lo largo de su juventud: música y crítica social. Las letras- que descubrirá, cuando sea más grande, cuando haya leído y estudiado a los poetas franceses del siglo XIX como letras con un alto contenido de simbolismo- por ahora son solo metáforas inéditas que inoculan en su cabeza una serie de pensamientos rojos, negros e inconexos pero de una fuerza que lo transporta lejos a un universo paralelo donde se agita algo fabuloso que contrasta con la inmovilidad pavorosa de la sociedad neoliberalizaa en la que vive; a tal punto que repite y repite la reproducción de algunos temas a riesgo de entrar tarde al aula. “De regreso a Octubre”, dice una voz en el primer verso del disco, esa voz que parece venir desde el fondo de la historia misma. En ese instante- un instante dónde ignora por completo lo que es un disco conceptual, donde ignora que hay obras con ideas-fuerza que articulan el contenido y la forma y que solo lo sabrá cuando sea más grande- un instante, al fin, donde siente una suerte de regodeo ya que el Sabio Pelado nombra ese mes, el mes en el que el pibito festeja su cumpleaños. Escucha todas las mañanas, sin excepción, el disco que a la postre lo educará mejor que la educación formal recibida en los establecimientos formales; y sin embargo, gradualmente, conforme vayan pasando los años dejará de escuchar ese disco, escuchará otras músicas, salvo ocasionalmente cuando lo estén escuchando otros en un bar, en una fiesta, en una reunión entre amigos… Pervivirá, de todas formas, esa sensación que cuidará con sumo recelo: a los 20 y pico, mientras ve cómo sus contemporáneos asisten en masa a las llamadas misas paganas, él, en secreto, ahora un joven militante, se jurará, se prometerá a si mismo, jamás asistir a un recital de la banda, ni del líder, por dos razones: el cultivo de una forma de ser iconoclasta y sobretodo por querer conservar para siempre esa primera escucha trasformadora, única, irrepetible. Que nada se le parezca, que ninguna experiencia, ninguna fiesta, por más popular y sagrada que sea, se yuxtaponga a esa primera escucha radical. De pibito, desde los doce años, cuidará que nunca se extinga el fuego. El fuego de Oktubre.


lunes, 8 de febrero de 2016

Bertold y las cinco dificultades para decir la verdad



Con el macrismo gobernando, este es un momento histórico para releer este texto.

Bertolt Brecht
Berlín (Alemania), 1934.
Presentación: Jesús Gómez Gutiérrez

El presente texto apareció en noviembre de 1963 en el Boletín del Seminario de Derecho Político de la Universidad de Salamanca (España), publicación dirigida en aquella época por el profesor Enrique Tierno Galván, de cuyo fallecimiento se cumplieron dieciocho años el pasado 19 de enero.
Ensayista y político, Tierno Galván fue fundador del Partido Socialista Popular (PSP), organización que se integró en 1978 en el PSOE. Elegido alcalde de Madrid al frente de una coalición del Partido Socialista y el Partido Comunista de España (PCE) en abril de 1979, renovó su cargo en 1983 y se mantuvo al frente del consistorio madrileño hasta su muerte.
«¿De qué sirve escribir valientemente que nos hundimos en la barbarie si no se dice claramente por qué?», se pregunta Bertolt Brecht en el texto que hoy les presentamos. Sirva entonces como homenaje de La Insignia a un hombre que buscó respuestas. Y que a veces, las encontró.

Las cinco dificultades para decir la verdad

El que quiera luchar hoy contra la mentira y la ignorancia y escribir la verdad tendrá que vencer por lo menos cinco dificultades. Tendrá que tener el valor de escribir la verdad aunque se la desfigure por doquier; la inteligencia necesaria para descubrirla; el arte de hacerla manejable como un arma; el discernimiento indispensable para difundirla.
Tales dificultades son enormes para los que escriben bajo el fascismo, pero también para los exiliados y los expulsados, y para los que viven en las democracias burguesas.

I. El valor de escribir la verdad
Para mucha gente es evidente que el escritor debe escribir la verdad; es decir, no debe rechazarla ni ocultarla, ni deformarla. No debe doblegarse ante los poderosos; no debe engañar a los débiles. Pero es difícil resistir a los poderosos y muy provechoso engañar a los débiles. Incurrir en la desgracia ante los poderosos equivale a la renuncia, y renunciar al trabajo es renunciar al salario. Renunciar a la gloria de los poderosos significa frecuentemente renunciar a la gloria en general. Para todo ello se necesita mucho valor.
Cuando impera la represión más feroz gusta hablar de cosas grandes y nobles. Es entonces cuando se necesita valor para hablar de las cosas pequeñas y vulgares, como la alimentación y la vivienda de los obreros. Por doquier aparece la consigna: «No hay pasión más noble que el amor al sacrificio».
En lugar de entonar ditirambos sobre el campesino hay que hablar de máquinas y de abonos que facilitarían el trabajo que se ensalza. Cuando se clama por todas las antenas que el hombre inculto e ignorante es mejor que el hombre cultivado e instruido, hay que tener valor para plantearse el interrogante: ¿Mejor para quién? Cuando se habla de razas perfectas y razas imperfectas, el valor está en decir: ¿Es que el hambre, la ignorancia y la guerra no crean taras?
También se necesita valor para decir la verdad sobre sí mismo cuando se es un vencido. Muchos perseguidos pierden la facultad de reconocer sus errores, la persecución les parece la injusticia suprema; los verdugos persiguen, luego son malos; las víctimas se consideran perseguidas por su bondad. En realidad esa bondad ha sido vencida. Por consiguiente, era una bondad débil e impropia, una bondad incierta, pues no es justo pensar que la bondad implica la debilidad, como la lluvia la humedad. Decir que los buenos fueron vencidos no porque eran buenos sino porque eran débiles requiere cierto valor.
Escribir la verdad es luchar contra la mentira, pero la verdad no debe ser algo general, elevado y ambiguo, pues son estas las brechas por donde se desliza la mentira. El mentiroso se reconoce por su afición a las generalidades, como el hombre verídico por su vocación a las cosas prácticas, reales, tangibles. No se necesita un gran valor para deplorar en general la maldad del mundo y el triunfo de la brutalidad, ni para anunciar con estruendo el triunfo del espíritu en países donde éste es todavía concebible. Muchos se creen apuntados por cañones cuando solamente gemelos de teatro se orientan hacia ellos. Formulan reclamaciones generales en un mundo de amigos inofensivos y reclaman una justicia general por la que no han combatido nunca. También reclaman una libertad general: la de seguir percibiendo su parte habitual del botín. En síntesis sólo admiten una verdad: la que les suena bien.
Pero si la verdad se presenta bajo una forma seca, en cifras y en hechos, y exige ser confirmada, ya no sabrán qué hacer. Tal verdad no les exalta. Del hombre veraz sólo tienen la apariencia. Su gran desgracia es que no conocen la verdad.

II. La inteligencia necesaria para descubrir la verdad
Tampoco es fácil descubrir la verdad. Por lo menos la que es fecunda. Así, según opinión general, los grandes Estados caen uno tras otro en la barbarie extrema. Y una guerra intestina que se desarrolla implacablemente puede degenerar en cualquier momento en un conflicto generalizado que convertiría nuestro continente en un montón de ruinas. Evidentemente, se trata de verdades. No se puede negar que llueve hacia abajo: numerosos poetas escriben verdades de este género. Son como el pintor que cubría de frescos las paredes de un barco que se estaba hundiendo. El haber resuelto nuestra primera dificultad les procura una cierta dificultad de conciencia. Es cierto que no se dejan engañar por los poderosos, pero ¿escuchan los gritos de los torturados? No; pintan imágenes. Esta actitud absurda les sume en un profundo desconcierto, del que no dejan de sacar provecho; en su lugar otros buscarían las causas. No creáis que sea cosa fácil distinguir sus verdades de las vulgaridades referentes a la lluvia; al principio parecen importantes, pues la operación artística consiste precisamente en dar importancia a algo. Pero mirad la cosa de cerca: os daréis cuenta que no dejan de decir: no se puede impedir que llueva hacia abajo.
También están los que por falta de conocimientos no llegan a la verdad. Y, sin embargo, distinguen las tareas urgentes y no temen a los poderosos ni a la miseria. Pero viven de antiguas supersticiones, de axiomas célebres a veces muy bellos. Para ellos el mundo es demasiado complicado: se contentan con conocer los hechos e ignorar las relaciones que existen entre ellos.
Me permito decir a todos los escritores de esta época confusa y rica en transformaciones que hay que conocer el materialismo dialéctico, la economía y la historia. Tales conocimientos se adquieren en los libros y en la práctica si no falta la necesaria aplicación. Es muy sencillo descubrir fragmentos de verdad, e incluso verdades enteras. El que busca necesita un método, pero se puede encontrar sin método, e incluso sin objeto que buscar. Sin embargo, ciertos procedimientos pueden dificultar la explicación de la verdad: los que la lean serán incapaces de transformar esa verdad en acción. Los escritores que se contentan con acumular pequeños hechos no sirven para hacer manejables las cosas de este mundo. Pues bien, la verdad no tiene otra ambición. Por consiguiente esos escritores no están a la altura de su misión.

III. El arte de hacer la verdad manejable como arma
La verdad debe decirse pensando en sus consecuencias sobre la conducta de los que la reciben.
Hay verdades sin consecuencias prácticas. Por ejemplo, esa opinión tan extendida sobre la barbarie: el fascismo sería debido a una oleada de barbarie que se ha abatido sobre varios países, como una plaga natural. Así, al lado y por encima del capitalismo y del socialismo habría nacido una tercera fuerza: el fascismo. Para mi, el fascismo es una fase histérica del capitalismo, y, por consiguiente, algo muy nuevo y muy viejo. En un país fascista el capitalismo existe solamente como fascismo. Combatirlo es combatir el capitalismo, y bajo su forma más cruda, más insolente, más opresiva, más engañosa.
Entonces, ¿de qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina? Una verdad de este género no reporta ninguna utilidad práctica.
Estar contra el fascismo sin estar contra el capitalismo, rebelarse contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo.
Los demócratas burgueses condenan con énfasis los métodos bárbaros de sus vecinos, y sus acusaciones impresionan tanto a sus auditorios que éstos olvidan que tales métodos se practican también en sus propios países.
Ciertos países logran todavía conservar sus formas de propiedad gracias a medios menos violentos que otros. Sin embargo, los monopolios capitalistas originan por doquier condiciones bárbaras en las fábricas, en las minas y en los campos. Pero mientras que las democracias burguesas garantizan a los capitalistas, sin recurso a la violencia, la posesión de los medios de producción, la barbarie se reconoce en que los monopolios sólo pueden ser defendidos por la violencia declarada.
Ciertos países no tienen necesidad, para mantener sus monopolios bárbaros, de destruir la legalidad instituida, ni su confort cultural (filosofía, arte, literatura); de ahí que acepten perfectamente oir a los exiliados alemanes estigmatizar su propio régimen por haber destruido esas comodidades. A sus ojos es un argumento suplementario en favor de la guerra.
¿Puede decirse que respetan la verdad los que gritan: «Guerra sin cuartel a Alemania, que es hoy la verdadera patria del «mal», la oficina del infierno, el trono del anticristo»? No. Los que así gritan son tontos, impotentes gentes peligrosas. Sus discursos tienden a la destrucción de un país, de un país entero con todos sus habitantes, pues los gases asfixiantes no perdonan a los inocentes.
Los que ignoran la verdad se expresan de un modo superficial, general e impreciso. Peroran sobre el «alemán», estigmatizan el «mal», y sus auditorios se interrogan: ¿Debemos dejar de ser alemanes? ¿Bastará con que seamos buenos para que el infierno desaparezca? Cuando manejan sus tópicos sobre la barbarie salida de la barbarie resultan impotentes para suscitar la acción. En realidad no se dirigen a nadie. Para terminar con la barbarie se contentan con predicar la mejora de las costumbres mediante el desarrollo de la cultura. Eso equivale a limitarse a aislar algunos eslabones en la cadena de las causas y a considerar como potencias irremediables ciertas fuerzas determinantes, mientras que se dejan en la oscuridad las fuerzas que preparan las catástrofes. Un poco de luz y los verdaderos responsables de las catástrofes aparecen claramente: los hombres. Vivimos una época en que el destino del hombre es el hombre.
El fascismo no es una plaga que tendría su origen en la «naturaleza» del hombre. Por lo demás, es un modo de presentar las catástrofes naturales que restituyen al hombre su dignidad porque se dirigen a su fuerza combativa.
El que quiera describir el fascismo y la guerra grandes desgracias, pero no calamidades «naturales» debe hablar un lenguaje práctico: mostrar que esas desgracias son un efecto de la lucha de clases; poseedores de medios de producción contra masas obreras. Para presentar verídicamente un estado de cosas nefasto, mostrad que tiene causas remediables. Cuando se sabe que la desgracia tiene un remedio, es posible combatirla.

IV. Cómo saber a quién confiar la verdad
Un hábito secular, propio del comercio de la cosa escrita, hace que el escritor no se ocupe de la difusión de sus obras. Se figura que su editor, u otro intermediario, las distribuye a todo el mundo. Y se dice: yo hablo, y los que quieren entenderme, me entienden. En la realidad, el escritor habla, y los que pueden pagar, le entienden. Sus palabras jamás llegan a todos, y los que las escuchan no quieren entenderlo todo.
Sobre esto se ha dicho ya muchas cosas, pero no las suficientes. Transformar la «acción de escribir a alguien» en «acto de escribir» es algo que me parece grave y nocivo. La verdad no puede ser simplemente escrita; hay que escribirla a alguien. A alguien que sepa utilizarla. Los escritores y los lectores descubren la verdad juntos.
Para ser revelado, el bien sólo necesita ser bien escuchado, pero la verdad debe ser dicha con astucia y comprendida del mismo modo. Para nosotros, escritores, es importante saber a quién la decimos y quién nos la dice; a los que viven en condiciones intolerables debemos decirles la verdad sobre esas condiciones, y esa verdad debe venirnos de ellos. No nos dirijamos solamente a las gentes de un solo sector: hay otros que evolucionan y se hacen susceptibles de entendernos. Hasta los verdugos son accesibles, con tal que comiencen a temer por sus vidas. Los campesinos de Baviera, que se oponían a todo cambio de régimen, se hicieron permeables a las ideas revolucionarias cuando vieron que sus hijos, al volver de una larga guerra, quedaban reducidos al paro forzoso.
La verdad tiene un tono. Nuestro deber es encontrarlo. Ordinariamente se adopta un tono suave y dolorido: «yo soy incapaz de hacer daño a una mosca». Esto tiene la virtud de hundir en la miseria a quien lo escucha. No trataremos como enemigos a quienes emplean este tono, pero no podrán ser nuestros compañeros de lucha. La verdad es de naturaleza guerrera, y no sólo es enemiga de la mentira, sino de los embusteros.

V. Proceder con astucia para difundir la verdad
Orgullosos de su valor para escribir la verdad, contentos de haberla descubierto, cansados sin duda de los esfuerzos que supone el hacerla operante, algunos esperan impacientes que sus lectores la disciernan. De ahí que les parezca vano proceder con astucia para difundir la verdad.
Confucio alteró el texto de un viejo almanaque popular cambiando algunas palabras: en lugar de escribir «el maestro Kun hizo matar al filósofo Wan», escribió: «el maestro Kun hizo asesinar al filósofo Wan». En el pasaje donde se hablaba de la muerte del tirano Sundso, «muerto en un atentado», reemplazó la palabra «muerto» por «ejecutado», abriendo la vía a una nueva concepción de la historia.
El que en la actualidad reemplaza «pueblo» por «población», y «tierra» por «propiedad rural», se niega ya a acreditar algunas mentiras, privando a algunas palabras de su magia. La palabra «pueblo» implica una unidad fundada en intereses comunes; sólo habría que emplearla en plural, puesto que únicamente existen «intereses comunes» entre varios pueblos. La «población» de una misma región tiene intereses diversos e incluso antagónicos. Esta verdad no debe ser olvidada. Del mismo modo, el que dice «la tierra», personificando sus encantos, extasiándose ante su perfume y su colorido, favorece las mentiras de la clase dominante. Al fin y al cabo, ¡qué importa la fecundidad de la tierra, el amor del hombre por ella y su infatigable ardor al trabajarla!: lo que importa es el precio del trigo y el precio del trabajo. El que saca provecho de la tierra no es nunca el que recoge el trigo, y «el gesto augusto del sembrador» no se cotiza en Bolsa. El término justo es «propiedad rural».
Cuando reina la opresión, no hablemos de «disciplina», sino de «sumisión» pues la disciplina excluye la existencia de una clase dominante. Del mismo modo, el vocablo «dignidad» vale más que la palabra «honor», pues tiene más en cuenta al hombre. Todos sabemos qué clase de gente se precipita para tener la ventaja de defender el «honor» de un pueblo, y con qué liberalidad los ricos distribuyen el «honor» a los que trabajan para enriquecerlos.
La astucia de Confucio es utilizable también en nuestros días. También la de Tomás Moro. Este último describió un país utópico idéntico a la Inglaterra de aquella época, pero en el que las injusticias se presentaban como costumbres admitidas por todo el mundo.
Cuando Lenin, perseguido por la policía del Zar, quiso dar una idea de la explotación de Sajalín por la burguesía rusa, sustituyó Rusia por el Japón y Sajalín por Corea. La identidad de las dos burguesías era evidente, pero como Rusia estaba en guerra con el Japón la censura dejó pasar el trabajo de Lenin.
Hay una infinidad de astucias posibles para engañar a un Estado receloso. Voltaire luchó contra las supersticiones religiosas de su tiempo escribiendo la historia galante de «La Doncella de Orleans»: describiendo en un bello estilo aventuras galantes sacadas de la vida de los grandes. Voltaire llevó a éstos a abandonar la religión (que hasta entonces tenían por caución de su vida disoluta). De repente se hicieron los propagadores celosos de las obras de Voltaire y ridiculizaron a la policía que defendía sus privilegios. La actitud de los grandes permitió la difusión ilícita de las ideas del escritor entre el público burgués, hacia el que precisamente apuntaba Voltaire.
Decía Lucrecio que contaba con la belleza de sus versos para la propagación de su ateísmo epicúreo. Las virtudes literarias de una obra pueden favorecer su difusión clandestina. Pero hay que reconocer que a veces suscitan múltiples sospechas. De ahí la necesidad de descuidarlas deliberadamente en ciertas ocasiones. Tal sería el caso, por ejemplo, si se introdujera en una novela policíaca -género literario desacreditado- la descripción de condiciones sociales intolerables. A mi modo de ver, esto justificaría completamente la novela policíaca.
En la obra de Shakespeare se puede encontrar un modelo de verdad propagada por la astucia: el discurso de Antonio ante el cadáver de César. Afirmando constantemente la respetabilidad de Bruto, cuenta su crimen, y la pintura que hace de él es mucho más aleccionadora que la del criminal. Dejándose dominar por los hechos, Antonio saca de ellos su fuerza de convicción mucho más que de su propio juicio.
Jonathan Swift propuso en un panfleto que los niños de los pobres fueran puestos a la venta en las carnicerías para que reinara la abundancia en el país. Después de efectuar cálculos minuciosos, el célebre escritor probó que se podrían realizar economías importantes llevando la lógica hasta el fin. Swift jugaba al monstruo. Defendía con pasión absolutista algo que odiaba. Era una manera de denunciar la ignominia. Cualquiera podía encontrar una solución más sensata que la suya, o al menos más humana; sobre todo, aquellos que no habían comprendido a dónde conducía este tipo de razonamiento.
Militar a favor del pensamiento, sea cual fuere la forma que éste adopte, sirve la causa de los oprimidos. En efecto, los gobernantes al servicio de los explotadores consideran el pensamiento como algo despreciable. Para ellos lo que es útil para los pobres es pobre. La obsesión que estos últimos tienen por comer, por satisfacer su hambre, es baja. Es bajo menospreciar los honores militares cuando se goza de este favor inestimable: batirse por un país cuando se muere de hambre. Es bajo dudar de un jefe que os conduce a la desgracia. El horror al trabajo que no alimenta al que lo efectúa es asimismo una cosa baja, y baja también la protesta contra la locura que se impone y la indiferencia por una familia que no aporta nada. Se suele tratar a los hambrientos como gentes voraces y sin ideal, de cobardes a los que no tienen confianza en sus opresores, de derrotistas a los que no creen en la fuerza, de vagos a los que pretenden ser pagados por trabajar, etc. Bajo semejante régimen, pensar es una actividad sospechosa y desacreditada. ¿Dónde ir para aprender a pensar? A todos los lugares donde impera la represión.
Sin embargo, el pensamiento triunfa todavía en ciertos dominios en que resulta indispensable para la dictadura. En el arte de la guerra, por ejemplo, y en la utilización de las técnicas. Resulta indispensable pensar para remediar, mediante la invención de tejidos «ersatz», la penuria de lana. Para explicar la mala calidad de los productos alimenticios o la militarización de la juventud no es posible renunciar al pensamiento. Pero recurriendo a la astucia se puede evitar el elogio de la guerra, al que nos incitan los nuevos maestros del pensamiento. Así, la cuestión ¿cómo orientar la guerra? lleva a la pregunta: ¿vale la pena hacer la guerra? Lo que equivale a preguntar: ¿cómo evitar la guerra inútil? Evidentemente, no es fácil plantear esta cuestión en público hoy. Pero ¿quiere decir esto que haya que renunciar a dar eficacia a la verdad? Evidentemente no.
Si en nuestra época es posible que un sistema de opresión permita a una minoría explotar a la mayoría, la razón reside en una cierta complicidad de la población, complicidad que se extiende a todos los dominios. Una complicidad análoga, pero orientada en sentido contrario, puede arruinar el sistema. Por ejemplo, los descubrimientos biológicos de Darwin eran susceptibles de poner en peligro todo el sistema, pero solamente la Iglesia se inquietó. La policía no veía en ello nada nocivo. Los últimos descubrimientos físicos implican consecuencias de orden filosófico que podrían poner en tela de juicio los dogmas irracionales que utiliza la opresión. Las investigaciones de Hegel en el dominio de la lógica facilitaron a los clásicos de la revolución proletaria, Marx y Lenin, métodos de un valor inestimable. Las ciencias son solidarias entre sí, pero su desarrollo es desigual según los dominios; el Estado es incapaz de controlarlos todos. Así, los pioneros de la verdad pueden encontrar terrenos de investigación relativamente poco vigilados. Lo importante es enseñar el buen método, que exige que se interrogue a toda cosa a propósito de sus caracteres transitorios y variables. Los dirigentes odian las transformaciones: desearían que todo permaneciese inmóvil, a ser posible durante un milenio: que la Luna se detuviese y el Sol interrumpiese su carrera. Entonces nadie tendría hambre ni reclamaría alimentos. Nadie respondería cuando ellos abriesen fuego; su salva sería necesariamente la última.
Subrayar el carácter transitorio de las cosas equivale a ayudar a los oprimidos. No olvidemos jamás recordar al vencedor que toda situación contiene una contradicción susceptible de tomar vastas proporciones. Semejante método -la dialéctica, ciencia del movimiento de las cosas- puede ser aplicado al examen de materias como la biología y la química, que escapan al control de los poderosos, pero nada impide que se aplique al estudio de la familia; no se corre el riesgo de suscitar la atención. Cada cosa depende de una infinidad de otras que cambian sin cesar; esta verdad es peligrosa para las dictaduras.
Pues bien, hay mil maneras de utilizarla en las mismas narices de la policía. Los gobernantes que conducen a los hombres a la miseria quieren evitar a todo precio que, en la miseria, se piense en el Gobierno. De ahí que hablen de destino. Es al destino, y no al Gobierno, al que atribuyen la responsabilidad de las deficiencias del régimen. Y si alguien pretende llegar a las causas de estas insuficiencias, se le detiene antes de que llegue al Gobierno.
Pero en general es posible reclinar los lugares comunes sobre el destino y demostrar que el hombre se forja su propio destino. Ahí tenéis el ejemplo de esa granja islandesa sobre la que pesaba una maldición. La mujer se había arrojado al agua, el hombre se había ahorcado. Un día, el hijo se casó con una joven que aportaba como dote algunas hectáreas de tierra. De golpe, se acabó la maldición. En la aldea se interpretó el acontecimiento de diversos modos. Unos lo atribuyeron al natural alegre de la joven; otros a la dote, que permitía, al fin, a los propietarios de la granja comenzar sobre nuevas bases. Incluso un poeta que describe un paisaje puede servir a la causa de los oprimidos si incluye en la descripción algún detalle relacionado con el trabajo de los hombres. En resumen: importa emplear la astucia para difundir la verdad.

Conclusión
La gran verdad de nuestra época -conocerla no es todo, pero ignorarla equivale a impedir el descubrimiento de cualquier otra verdad importante- es ésta: nuestro continente se hunde en la barbarie porque la propiedad privada de los medios de producción se mantiene por la violencia. ¿De qué sirve escribir valientemente que nos hundimos en la barbarie si no se dice claramente por qué? Los que torturan lo hacen por conservar la propiedad privada de los medios de producción.
Ciertamente, esta afirmación nos hará perder muchos amigos: todos los que, estigmatizando la tortura, creen que no es indispensable para el mantenimiento de las formas actuales de propiedad.

Digamos la verdad sobre las condiciones bárbaras que reinan en nuestro país; así será posible suprimirlas, es decir, cambiar las actuales relaciones de producción. Digámoslo a los que sufren delstatu quo y que, por consiguiente, tienen más interés en que se modifique: a los trabajadores, a los aliados posibles de la clase obrera, a los que colaboran en este estado de cosas sin poseer los medios de producción.

martes, 19 de enero de 2016

La Lengua Mítica. Taller Literario




Queridxs amigues: los invitamos a formar parte del taller LA LENGUA MÍTICA: cuatro encuentros literarios donde leeremos y discutiremos textos de cuatro importantes autores latinoamericanos. El objetivo del taller consiste no solo en la lectura de los mismos sino que también se propone promover la escritura de cada participante. En cada encuentro los coordinadores brindarán una introducción sobre el autor, sobre sus técnicas de escritura y entregarán el material de lectura correspondiente.

1º Roberto Bolaño y la literatura neorromántica: lectura y escritura como forma de habitar el mundo. La narración expansiva. Latinoamérica y sus poetas salvajes. La violencia como único destino sudamericano.

2º Nicanor Parra y el antipoema: el lenguaje poético desafectado. Ausencia del yo lírico. Poesía popular. Retória humorística.

3º Martín Gambarotta y el poema político: los ’90, el punk y Montoneros. El "zeitgeist" de una época. Asimilación del modernismo anglosajón. 

4º Alejandra Pizarnik y el surrealismo argentino: El mito de la mujer maldíta. Hacer poesía con el cuerpo. El aforismo estilizado. Posibilidades y limites del lenguaje.

Un espacio de encuentro para compartir nuestras capacidades creativas y al mismo tiempo crear debates sobre diferentes obras de lxs autores mencionados.

Taller coordinado por Fabi Pacheco (escritor y blogguer ) y Cassoli Victoria (poeta y blogguer).

Inscripcìón libre y gratuita: lenguamitica@gmail.com

LXS ESPERAMOS en Mitico Bar, Vera 133, desde el próximo viernes 29 a las 19 hs.

Invita Lectura Clandestina y auspicia la Dirección de Juventud del Municipio de Moreno.