jueves, 30 de enero de 2014

Bandas prescindibles

Nietzsche decía que la vida sin música sería un error. Estamos de acuerdo. Sin embargo, hay música que es un error. 

Tres bandas ampliamente sobrevaloradas:

Callejeros: ¿Pensaban que Octubre, de Patricio Rey, podía componerse de nuevo? Sólo un epígono malo de los Redondos, con melodías predecibles y letras jactanciosas, efectistas, redundantes en lo que a denuncia y compromiso social refieren, con demasiadas y obvias alusiones a la droga mediante juegos de palabras poco felices: "se hizo emoción la inocencia / cuando pego esa sensación/ quedamos en presencia de la ausencia del dolor". Octubre hay uno solo; pero la historia se repite tres veces: primero como parodia, después como tragedia y luego, de la mano de esta banda de Boedo, como tragedia y parodia simultáneamente. A esta altura aburre que las bandas de rock nacionales sean tan (auto)celebratorias de su ser rockero; Capusotto lo demostró rotundamente y ya no hay vuelta atrás. Este juicio lo formulo INDEPENDIENTEMENTE DE LO QUE PASÓ EN CROMAÑON. 


Las Pastillas del Abuelo: Reggae, blues, chacarera, jazz, o una combinación de los cuatro, todo logrado prolijamente pero sin elementos novedosos; rock fusión, sin ningún riesgo estético serio. Es decir, canciones correctamente ejecutadas para que suenen bien en radios como Radio Disney o TKM. Las letras son muy flojas, repletas de lugares comunes y cursilería, sólo conmueven a minitas y minitos: "No encuentro un buen adjetivo / Es por que te amo mucho, mucho más / Del te amo que te digo". (!) Son responsables intelectuales de uno de los peores engendros de la historia de la música argentina: El Sensei.



Mejor lo grandioso de siempre ...










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