martes, 1 de diciembre de 2015

CUANDO LOS SATÉLITES NO ALCANCEN

Después del resultado adverso del balotaje, les dejo una reflexión sobre el futuro del kirchnerismo, de mi compañero y amigo Tomas López Mateo.

Pasó una semana desde que sabemos que el próximo presidente será MM. El resultado de las elecciones, por marginal que fuere, es innegable: los argentinos hemos decido democráticamente darnos un gobierno de derecha. Gobierno que sabemos que no vacilará en privilegiar los intereses de aquel “círculo rojo”, eufemismo para los representantes de las grandes corporaciones y de los poderes concentrados.
Tiempo de autocríticas para aquellos que pertenecemos al campo Nacional y Popular, para aquellos que militamos activamente, para aquellos que nos sentimos interpelados por el proyecto político y modelo de país que comenzó en aquel 2003. Sin caer en luchas intestinas ni criticas despiadadas por un mero resultado electoral, pero sin obviar una revisión de los errores y excesos cometidos durante estos últimos años, la autocrítica se hace indispensable si queremos volver a ganar la confianza de la mayoría de la ciudadanía. Todos tenemos nuestra cuota de responsabilidad en esta derrota. El paso atrás que dimos es culpa de todos, pero de acuerdo al tamaño de responsabilidad política que tiene cada uno. No lo olvidemos.
¿Momento para “resistir con aguante”? Quizá. Pero más que nada es momento para organizarse, reagruparse y no quedarnos solos o atemorizados por lo que vendrá. Momento para salir nuevamente a las calles, a las fábricas, a los comercios, a las escuelas, a las oficinas, a las universidades, adonde sea que se tenga que dar la discusión, adonde sea que haya alguna persona que no nos acompañó el domingo pasado, pero que será igualmente perjudicada por las medidas económicas del futuro gobierno macrista.
Se trata de la batalla cultural después de todo, esa que creíamos estar ganándole al neoliberalismo. Los AHORA 12 no contribuyeron a nuestro favor en esto. El consumismo no puede ni debe ser un valor en sí mismo para cualquier proyecto político progresista. Sostener la demanda efectiva en momento de crisis constituye el ABC de cualquier manual económico keynesiano, pero el consumismo fomenta el individualismo y tarde o temprano nos pasa factura. El que se compró un televisor nuevo ahora exige otro, el que consiguió tener por primera vez un auto usado ahora quiere un 0, el que se fue de vacaciones a Pinamar ahora sueña con Miami… todos deseos asequibles, pero que deben ponerse en contexto. Lo primero debe ser atender las necesidades de los más postergados y generar las condiciones para el históricamente truncado “desarrollo”. Si el discurso desde el poder gubernamental no es lo suficientemente claro en esto como para que todos lo comprendan, es imposible continuar en la senda de la justicia social.
Sea como fuere, la autocrítica deberá preceder a la resistencia y la resistencia a los tiempos más venturosos. No es momento de bajar los brazos, todo lo contrario, bienvenidos a la militancia sean todos aquellos que el domingo pasado se lamentaron y putearon por el gobierno oligárquico-liberal que se nos avecina. Pero no olvidemos lo que decía aquel hombre que nos marcó el camino: “las elecciones se ganan y se pierden, lo que no se ganan ni se pierden son la ideas”.


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