miércoles, 27 de mayo de 2015

Perorata contra la crítica literaria

Suelo pisperar blogs, revistas digitales y portales tipo Eterna Cadencia para ver en qué anda la literatura argentina actual. Sé que muchos aprendieron a leer con.. no sé.. Derrida, modelos de lectura chotos, de otra época que ya re fueron.. pero la verdad que encuentro a la critica literaria, en general, bastante pelotuda: lo politico en el texto, la cartografia que diseña el autor (?), la representación de la época (si bien está bueno, noto ademas que el jóven escritor se desespera por ser "el sintetizador de una generación" (si no preguntenle a los electrónicos o a los peronistas de Galerna), el testimonio social del que da cuenta, el ritual que repite el escritor cada vez que se sienta a tipear (esto es insoportable, muchachos: da lo mismo tomarse un te o meterse un palo en el culo como inspiración para escribir: a quién le importa!!!), sus influencias, el primer libro que leyó, el primero que robó en una libreria de saldos, el impacto en las escrituras a partir del surgimiento de las editoriales independientes y la autogestión, el setentismo, la discusión con el "mercado", las escrituras del yo, las huellas del consumo cultural en el discurso, la relación con la tecnologia y las redes sociales, criticas que terminan siendo un estudio cultural sobre feminismo o machismo y se olvidan del texto!!!, tambien no faltan las aluciones a la relación entre lo bajo y lo alto, el género al que adscribe, etcetera, etcetera... 
A la hora de abordar un texto literario, ya sea en entrevistas, en reseñas, en articulos e incluso en libros enteros, a menudo la critica hace hincapie en esos aspectos, acaso atendibles, pero no centrales ni lo suficientenente útiles para pensar y resolver problemas prácticos y concretos de un escritor contemporaneo, en relación a la lengua castellana argentina (o al menos rioplatense) y en relación al contexto de inserción (situado y tambien concreto, en términos de pertinencia histórica y lingusitica) por ejemplo: voy a organizar una fiesta el dia que un periodista le pregunté al escritor entrevistado cosas como: "por qué no usas el punto y coma en tus textos ?"(de hecho esto es algo muy frecuente en la prosa chata de hoy por hoy) o "qué relación estableces entre la escases de oraciones subordinadas con el argumento de tu texto o con el desarrollo y caracterización de los personajes?" etc, etc, de modo que el autor, si realmente tiene una idea interesante de qué hacer con la literatura, deberá dar una respuesta donde hable de todo el sistema construido, explicará o justificará, supongamos, la falta, la abundacia o meramente el uso de algun determinado recurso y si es lúcido, lo llevará a reflexionar sobre la forma, los procedimientos estéticos, las operaciones retóricas, el léxico escogido, el registro, la mimesis del habla, etc, todo con nombre y apellido. Si el critico es inteligente lo obligará a no vender humo o sea el autor no se pondrá a explicarnos sobre lo alienados que estamos, los problemas afectivos que tienen lo treintañeros, no nos hablará de las drogas, no nos hablará sobre los efectos de las redes sociales, sobre el cinismo de tal generación, sobre lo triste que andan los chetos en San Isidro, cosas que no solo ya sabemos sino que por lo demás son secundarias, laterales para valorizar un texto, para comprenderlo en profundidad. Tampoco quiero caer en la ingenuidad reduccionista de que la literatura es la forma y lo estilistico, pero me da la impresión que desde hace unos años que las boludeces que enumeré arriba le ganaron mucho espacio a estas cuestiones, las desplazaron bastante, por eso propongo modestamente que saquemos el taller literario a la calle y discutamos estas cosas, más meticulosas, pormenorizadas, de manera publica, es decir propongo que hablemos de literatura posta...

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